Deslumbrando en San Paolo

Ayer el Nápoles y el Athletic se disputaban el partido de ida de la previa de Champions League en el estadio italiano San Paolo. A priori, el combinado de Rafa Benitez jugaba con ventaja, por eso de que jugaban en casa y que sobre el papel su plantilla es mas potente que la vasca. Pero una vez mas, los rojiblancos volvieron a callar bocas demostrando al mundo entero que tienen dotes mas que suficientes para plantar cara en la fase de grupos de la máxima competición europea. Ojo, esto no significa que los leones arrollasen a los napolitanos, ni mucho menos. De hecho, podríamos decir que una parte fue para unos, y otra para otros, pero aún así los del Txingurri hicieron un partido propio de los grandes.



Un partido de alto voltaje, donde cualquier fallo te puede dejar fuera de la Champions, y de todas formas, Ernesto Valverde sacó al equipo con un planteamiento muy intenso y ofensivo.

Como veréis en la imagen, los de Bilbao, salieron con 4 jugadores ofensivos, haciendo honor al tópico de que los de Bilbao no tenemos miedo de nada. Pero jugar tan ofensivamente conlleva un riesgo bastante alto, sobre todo si juegas contra un rival con el caché y el nivel del Nápoles, con un talento ofensivo digno de los grandes europeos. Y desde luego, tener jugadores como Higuain y Hamsik, aumenta el cuidado que hay que tener ofensivamente. Sin ir mas lejos, el eslovaco Hamsik, tuvo dos ocasiones claras en los primeros cinco minutos, y unos segundos mas tarde, Insigne se coló por la zaga zurigorri, y tras un pase perfecto de Higuain, no fue capaz de rematar en condiciones una volea que con toda seguridad le hubiese dado la ventaja en el marcador. Eso fue lo que la entidad de San Mamés tardó en acomodarse en el campo, pues a partir de ahí dominaron la primera parte de cabo a rabo. A pesar de mantener el esférico, las ocasiones no eran claras. ¿Y como iba a ser la ocasión mas clara de la primera parte? Han adivinado. En un saque de esquina, Aymeric Laporte remató perfectamente, pero el cuero salió un poco desviado por la parte derecha de la portería. Con esta ocasión los vizcaínos se quitaron la presión de encima, y las ocasiones llegaron mas seguidas, entre ellas un par del zorro Aduriz. Y de repente, De Marcos tira de velocidad, se va por la banda derecha, mete un pase atrás al borde del área, donde el navarro Iker Muniain está solo, esta controla el balón, y con tranquilidad, suavidad y colocación, bate al meta Rafael por la escuadra izquierda de portero. Se hizo la locura tanto en San Paolo, entre los jugadores y la afición, como en Bilbao, donde todo el mundo estaba pendiente del encuentro. Yo, que estaba en la calle viéndolo, no puedo explicar lo que sentí cuando anotó el golazo Iker. Fue un momento de éxtasis total, un chispazo de adrenalina, que emocionaría a cualquiera. Incluso podrían haberme saltado las lágrimas en cualquier momento. En este estado pletórico llegamos al descanso del partido.

Al igual que el final de la primera parte fueron los 10 primeros minutos de la segunda. Iker tuvo la oportunidad de anotar su segundo gol, y mas tarde Aduriz no consiguió finalizar una jugada que prácticamente era el 0-2. Todo cambió cuando Rafa Benitez se dio cuenta de que Insigne estaba siendo catastrófico, y metió al belga Mertens, que revolucionó el juego celeste. Dio mucho dinamismo al juego. Hamsik le otorgó el balón al Pipa, que ya estaba desesperado, y este, recorriendo el área de izquierda a derecha, cruzó un disparo que batió a Iraizoz. Seguido, el canterano madridista Callejón tuvo la oportunidad de hacer el segundo. Tras un amago y dejar a Gorka en el suelo, este definió fatal, pues el gol ya estaba cantado. Tras este fallo del cancerbero, comenzó el recital de paradones de Gorka. El primero a un disparo lejano de Mertens, donde Gorka se lanzó y despejó a córner. Seguido, dos paradones antológicos a Higuain. Iraizoz demostró su gran estado de forma.
El partido acabó así. Un buen resultado para jugar en San Mamés, que mantiene la ilusión rojiblanca intacta. También cabe destacar la gran actuación de Iker Muniain, que realizó un encuentro épico, y mareo a los defensas una y otra vez.